Cuando pienso en la navidad, se llena la mente de recuerdos de mi niñez. Árboles decorados, luces parpadeantes, comida, regalos y San Nicolás. También recuerdo y lo veo hasta el día de hoy, cómo las personas se embriagan en esas fechas.
El consumo del licor se dispara aún más cuando estamos en fiestas navideñas. Aunque era sobresaliente recordar que Jesús vino, la “Feliz Navidad” del mundo contradecía la razón de su venida, porque Jesús no quiere que estemos felices en nuestros pecados. Como cristianos, es bueno recordar que Cristo vino al mundo como un niño, pero es mucho más importante recordar que vino para traernos esperanza, cambio, su amor y la promesa de que si le servimos, tendremos una vida nueva, tanto aquí en el mundo como en el cielo, con él. No es malo celebrar, pero no confundamos, la Biblia no nos manda a adorar a una estatua en un portal navideño, sin embargo, nos exhorta a creer en Jesús, nuestro Señor resucitado y a obedecer sus mandatos. También nos manda guardarnos sin mancha y apartados de lo malo. Señor, ayúdame a reconocerte, real y tangible en mi vida, para tener más fuerzas ante lo que no debo hacer.
Tu hermano en Cristo,
Rainner Chinchilla.
Costa Rica.