Cuando era chico le tenía mucho miedo al pequeño perro del vecino. Al pasar por el lugar donde estaba, siempre me perseguía, ladraba mucho y me asustaba más aún; yo salía corriendo cuando aparecía… Pero lo extraño era que cuando yo pasaba con otras personas, solo a mí me perseguía.
Los demás solo se quedaban parados y el perro ni se les acercaba. Todos podían ver, menos yo, que el perro no tenía poder sobre mí salvo el que yo le atribuía.
Ese pequeño animal me dominaba usando mi mente, mis emociones, mi voluntad y mis músculos, todos los cuales estaban motivados por el miedo.
Llegó el momento, por fin, en que tomé valor, un día tomé fuerzas y me le enfrenté, después de que me intentara morder, yo tomé una piedra y se la tiré.
Como el perrillo, igual es satanás, engaña a la gente que le teme más que a Dios. Su poder radica en la mentira, es el padre de las mentiras (Juan 8:44) que engaña a todo el mundo (Apoc. 22:9) y, por consecuencia, todo el mundo está influido por lo malo (1 Juan 5:19).
Amigo, usted ya no tiene que gritarle más fuerte ni ser más fuerte que el diablo para liberarse de su influencia. Basta con decirle la verdad.
Crea, proclame y compórtese según la verdad de la Palabra de Dios y así desatará la estrategia del enemigo.
La verdad es el agente liberador, el poder del maligno radica en la mentira. El poder del creyente radica en conocer la Verdad.
Tu hermano en Cristo, Rainner Chinchilla.
Costa Rica.
