Juan el Bautista era un hombre del desierto, el cual, seguramente no presentaba un cuadro muy agradable con su ropa áspera, su pelo largo, y la piel quemada por el calor abrasador del desierto.
La gente no viajaba grandes distancias para verlo atraídos por su apariencia física. Pero Juan tenía un mensaje del Dios de cielo; y cuando Dios le mandó comenzar su ministerio, él obedeció.
Juan podría haber dicho: “Nadie me hará caso, no soy como ellos, nunca me recibirán.” Pero, en vez de resistir el mandato, comenzó a predicar el arrepentimiento y el bautismo.
De todas partes se reunieron para oír al hombre salvaje con el mensaje poderoso. El llegó a ser tan popular que hasta los mismos soldados se acercaron por su consejo.
Juan tuvo la gran oportunidad de liderar un movimiento.
Muchos decían y se preguntaban, si él, era el Cristo?, pero Juan les dijo: “Viene uno más poderoso que yo, de quien no soy digno de desatar la correa de su calzado” (Lucas 3:16)
Amigo, en esta vida debemos de preguntarnos: ¿Quiénes somos, hacía donde vamos y por quien lo hacemos? Juan el Bautista tenía todo para engrandecerse, pero él tenía algo muy claro, quién lo había mandado y a quién le estaba preparando el camino.
Señor ayúdame a tener la sabiduría para ayudar a muchos y la humildad para reconocer que no soy nadie sin ti.
Tu hermano en Cristo, Rainner Chinchilla.
Costa Rica.
Cuando pienso en la navidad, se llena la mente de recuerdos de mi niñez. Árboles decorados, luces parpadeantes, comida, regalos y San Nicolás. También recuerdo y lo veo hasta el día de hoy, cómo las personas se embriagan en esas fechas.
El consumo del licor se dispara aún más cuando estamos en fiestas navideñas. Aunque era sobresaliente recordar que Jesús vino, la “Feliz Navidad” del mundo contradecía la razón de su venida, porque Jesús no quiere que estemos felices en nuestros pecados. Como cristianos, es bueno recordar que Cristo vino al mundo como un niño, pero es mucho más importante recordar que vino para traernos esperanza, cambio, su amor y la promesa de que si le servimos, tendremos una vida nueva, tanto aquí en el mundo como en el cielo, con él. No es malo celebrar, pero no confundamos, la Biblia no nos manda a adorar a una estatua en un portal navideño, sin embargo, nos exhorta a creer en Jesús, nuestro Señor resucitado y a obedecer sus mandatos. También nos manda guardarnos sin mancha y apartados de lo malo. Señor, ayúdame a reconocerte, real y tangible en mi vida, para tener más fuerzas ante lo que no debo hacer.
Tu hermano en Cristo,
Rainner Chinchilla.
Costa Rica.