La naturaleza está repleta de enigmas, que ningún ateísta, alguna vez podrá explicar. Hay una ley de que toda sustancia es expandida por el calor y contraída por el frío. Una de las pocas excepciones es el agua, está al congelarse, comienza a expandirse.
Entonces el hielo se forma encima del agua, en lugar de hundirse en el fondo. Y por eso, en los lugares que sucede ese fenómeno, el fondo no se congela y hay vida en lagos y ríos por más crudo que sea el invierno. Pero ¿quien diseñó esta excepción tan sabía? ¿O ha sido una casualidad?
Al observar el cielo estrellado, la tierra, el mar y todo lo que en ellos hay, nos enfrentamos con pensamientos similares. No podemos escaparnos a la pregunta: ¿De dónde procede todo esto?
¿Cómo explicarnos el origen de la materia? ¿Y qué del origen de la vida, de las especies y del hombre? Debe haber una primera causa. Y esa primera causa se llama Dios. Amigo, el creer en un Dios que no tiene principio ni fin, que con su infinito poder creó todas las cosas, visibles e invisibles, requiere de menos fe, que creer que todo existe por mera casualidad.
Tu hermano en Cristo, Rainner Chinchilla.
Costa Rica 🇨🇷